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Las carreras de montañas; oportunidades para el desarrollo de nuestros pueblos

por Miguel A. García

No descubro nada nuevo si digo que los corredores por montaña somos deportistas a los que nos gusta correr por la naturaleza, descubriendo senderos y caminos, admirando la belleza del paisaje que nos rodea y afrontando retos de gran dificultad tanto por los desniveles como por los largos recorridos a los que sometemos nuestro cuerpo. Estos básicamente son los grandes motivos, al margen de otros tales como proteger las articulaciones, escapar de la rutina y de la dureza del asfalto o respirar aire puro.

Los corredores de montañas, - cada vez somos más adeptos -, somos grandes amantes de la naturaleza, de la conservación y protección del medio natural, de los espacios protegidos, y casi sin saberlo o pretenderlo directamente del desarrollo de nuestros pueblos. El espacio natural es el elemento clave para la práctica de esta modalidad deportiva, al igual que para otros deportes de montaña, cuya organización supone una gran oportunidad para el desarrollo de pueblos y comarcas como instrumento de promoción turística, dinamización social y conservación del paisaje y el patrimonio natural y cultural.

Las carreras por montaña dinamizan el turismo rural de los pueblos, ya que además de movilizar a los organizadores y corredores, también atraen a los familiares de estos, un volumen significativo de espectadores, medios de comunicación, entre otros, que reporta importantes beneficios económicos para el pueblo y comarca que las acoge. Desde la organización previa de la prueba hasta la celebración de la misma, el municipio y entorno que acoge dicha actividad deportiva se muestra en un escaparate constante, y por ende sus empresas e instituciones, que a la postre serán las que tengan que ofrecer los servicios de restauración, alojamiento, comercios a los participantes y organizadores de la prueba. Pero además, las carreras por montaña deben servir para la renovación de los servicios municipales o la adecuación de espacios que luego queden permanentes, especialmente caminos para uso local.

Todo esto genera actividad económica y al mismo tiempo, empleo. Y habrá quien diga que una carrera de montaña solo se celebra una vez al año, y nadie dice que una carrea de montaña sea la panacea, ni que de ello dependa la actividad económica del municipio. Sin embargo, son muchos ya los pueblos de montaña que se encuentran ligados a actividades deportivas, que no solo han logrado “incluir” el nombre del municipio y de la comarca en los mapas, sino que han sabido aprovechar las oportunidades que supone este escaparate para hacer del turismo deportivo de montaña uno de los ejes de desarrollo del pueblo. Más si cabe, si dichas pruebas deportivas entran a formar parte de los circuitos o pruebas clasificatorias de campeonatos regionales o nacionales. Zegama, Sierra Elvira, Ronda, Torrejoncillo, entre otros muchos, son ya municipios que apuestan de manera decidida por las carreras de montaña y por el desarrollo del turismo deportivo.

Las carreras de montaña se han convertido en una oferta turística complementaria que imprime un fuerte carácter diferenciador a la zona donde se lleva a cabo, y que supone una oportunidad competitiva. Su celebración permitirá que dicho entorno se convierta en un referente para los amantes de este deporte, que a buen seguro, volverán para gastar zapatillas en sus caminos, comer en sus restaurantes y bares o recorrer sus calles, comercios, monumentos... Pero también para deportistas amantes del senderismo, las travesías o las bicicletas de montaña, el montañismo, la escalada, entre otros.

Eso sí, la organización y realización de dicho proyecto, que beneficia a los pueblos y comarcas donde se celebra, necesita de la colaboración tanto del sector público como de la iniciativa privada. Administraciones públicas, organizadores, patrocinadores, deben trabajar conjuntamente para diseñar un proyecto deportivo-turístico sostenible, que potencie el deporte, proteja el medio ambiente y difunda el entorno natural y paisajístico de la zona.


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Descubriendo senderos en el Rincón de la Victoria


El Rincón de la Victoria es un pequeño pueblo de la Costa del Sol, a unos 18 km de Málaga, dirección Motril – Almería, conocido por su oferta turística de sol y amplias playas y su gastronomía marinera. Está formado por varios núcleos urbanos Benagalbón, La Cala del Moral, Torre de Benagalbón y Rincón de la Victoria.

Además de degustar unos espetos de sardina en la playa, de pasear por sus calles y de comprobar cómo la crisis del ladrillo ha dejado una importante huella en su entorno, - y que confirma la gran paradoja de este país, cada día hay más desahucios y personas sin un techo y en pueblos como este hay urbanizaciones enteras paralizadas y sin entregar -, pues al margen de todo esto, no me resistí a echar las zapatillas para conocer su entorno y rodar unos cuantos kilómetros.

Una de las cosas que más me gustan de esta zona de la provincia malagueña es la confluencia de playa y montaña – o cerros -, de manera que bien puedes rodar a pie de playa y disfrutar de la brisa marina, o bien sufrir un poco más y aventurarte por los cerros del Rincón de la Victoria. Como en mi caso, la cabra siempre tira al monte, decidí aventurarme a descubrir los parajes campestres que a simple vista podía divisar.

Día 1

Yo mismo me convencí el primer día diciéndome, a la cima de ese cerro tengo que llegar, y ni corto ni perezoso, me puse las zapatillas y sin saber ni siquiera cómo empecé a correr en dirección contraria a la playa, y digo bien, en dirección contraria a la playa y hacia donde yo intuía que podría haber algo parecido a un camino o sendero que me llevara a la cima de ese cerro, ya que no tenía ninguna información de posibles senderos.

La primera parte de mi aventura fue un tremendo fracaso, ya que tuve que saltar dos alambradas y rodar por el arcén de la autovía hasta encontrar lo que podía parecer un camino. Después, a la vuelta me daría cuenta de que el Arroyo Granadilla, que atraviesa el pueblo, es el inicio del camino que sube hasta el cerro. Es lo que tiene la aventura, son las cosas del directo. El camino apuntaba maneras, así que decidí no mirar hacia arriba y apretar los dientes. Cuando las piernas se preguntaban por qué no habríamos cogido el camino de la playa, llegábamos a la cima del cerro.        
Me detuve a coger un poco de oxígeno y a admirar el bello paisaje que se extendía ante mí, por un lado la costa, el pueblo del Rincón de la Victoria y los montes de Mijas al fondo y por otro, más cerros, que invitaban a patearlos, pero quería seguir con mi aventura y descubrir algún camino diferente al que me había llevado hasta la cima. No tarde en encontrarlo. Empecé a correr, dejándome llevar por la belleza del paisaje y las buenas sensaciones que me habían hecho subir hasta allí, y tras unos 3 kilómetros llegaba a una carretera local paralela a la autovía, final del sendero, no lo digo yo, lo decía el cartel que encontré y que te detallaba la ruta completa. A buenas horas mangas verdes. Seguí la carretera, que me llevó hasta el arroyo Granadillas pos donde bajé hasta el pueblo. Y así acabó mi primer día.

Día 2

El día había amanecido no mucho y la temperatura apuntaba a que iba a ser un día de calor y playa, claro 10 grados menos de lo que luego me encontré en Sevilla. Me dirigí hacia el Arroyo Granadilla para iniciar mi ruta dominguera. Quería conocer hacía donde me llevaría el curso seco de aquel arroyo. Crucé la autovía por debajo y continué en línea recta. Un par de kilómetros después aparecían varios letreros que marcaban el inicio de los senderos locales

SL- A 82 Arroyo Granadilla– La Capitana
SL – A 83 Arroyo Granadilla – Cerro Tío Caña
SL – A 84 Cerro Benagalbón– Cerro Tío Caña

Tomé el primero de los senderos, ya que el Cerro Benagalbón era donde había subido el día antes y quería conocer que otra aventura me esperaba camino de La Capitana. Tras varios kilómetros siguiendo el curso del arroyo apareció ante mi uno de esos carteles que te dejan bastante claro que por ahí no vas a seguir “cuidado perros sueltos”.Con cierto mosqueo, ya que si es un camino público que está reconocido y al que te invitan a descubrir, no me parece adecuado que haya alguien que considere que el camino es de su propiedad y coloque un cartel como este. Se supone que si hay una finca cerca, esta deberá estar delimitada y cerrada y por tanto los perros podrán estar sueltos, pero no en el camino público.

Nuevamente tuve que hacer la cabra montesa y practicar algunas técnicas de escalada sobre tierra y piedras para rodear aquel obstáculo y llegar a mi objetivo. Conseguido, no sin los arañazos pertinentes. Retomé el camino que me llevaría hasta La Capitana y de aquí volví por otro sendero hasta el arroyo Granadilla para volver sobre mis pasos en los últimos kilómetros hasta el Rincón de la Victoria.

En definitiva, y entre los dos días, casi 3 horas corriendo, nuevas rutas y senderos de trail running descubiertos, paisajes increíbles, y el compromiso de volver para saborear todo lo que esta tierra te ofrece.

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Sin parar

Llevo más de media vida corriendo por caminos y carreteras extremeñas y andaluzas, y aunque no siempre he podido dedicarle todo el tiempo que me hubiera gustado por motivos profesionales y personales (como la mayoría de los runners de este país), puedo decir que correr es una de mis grandes pasiones. Empecé a correr a la edad de 10 años, de eso hace ya casi 25 años, en el Club Atletismo de Zafra (Badajoz) y os confieso que mi vida, de una u otra forma siempre ha estado y está estrechamente ligada al mundo del atletismo popular y de las carreras. Guardo imborrables recuerdos de amigos, pueblos, carreras y anécdotas que he vivido en todo este tiempo.

Cuando corres todo es posible. Tu mente se libera, tus músculos se activan, tus emociones afloran y una vez que empiezas ya no puedes parar. Particularmente y desde que dejé mi tierra por estudios y después por trabajo, correr me permite encontrarme con mis raíces, lo que genera un estado de paz y seguridad que también me ha ayudado en momentos en los que he tenido que tomar decisiones importantes tanto en lo personal como en lo profesional.

De profesión periodista y de afición runner, hoy tengo la oportunidad de iniciar este blog dedicado a fomentar el trail running o las carreras por montañas en las regiones de Extremadura y Andalucía. Y es que me resulta curioso y por otra parte apasionante, como ha evolucionado el trail running en la última década y como surgen cada año nuevas carreras por montaña y ultra trail. Quizás en Extremadura y Andalucía no exista la tradición ni las posibilidades que en otras regiones españolas, sin embargo ya disponemos de un importante listado de pruebas en las sierras y montañas del sur de la Península Ibérica.


Y digo que me resulta curioso porque esto del trail running o lo de correr por senderos y caminos que es como se puede traducir al castellano, es lo que hacía yo en mi pueblo cada día a la hora de entrenar cuando era un niño y que siguen haciendo cada día miles de personas que viven en pueblos y no en ciudades, como yo en la actualidad, y que en la mayoría de las ocasiones me tengo que conformar con darle vueltas a un parque.

No voy a decir que en Zafra y en sus alrededores haya grandes desniveles, y muchos menos en Sevilla, que es donde resido en la actualidad, pero si encontramos la Sierra del Castellar (Zafra) o las cuestas de Camas o del Parque de Oromana en Alcalá de Guadaira (Sevilla) que te permiten disfrutar de la naturaleza hasta que uno puede darse una escapada a zonas montañosas.

Os doy la bienvenida a este blog cuya intención es unicamente potenciar y dar a conocer el trail running o las carreras por senderos y montañas de Extremadura y Andalucía.

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